En Logopedia Bla Bla ya lleváis bastantes años asentados en vuestro Centro de la calle Princesa de Éboli y trabajando con chavales, tanto de Sanchinarro como de los barrios de alrededor. ¿Qué tal la experiencia hasta ahora?
Llevamos unos ocho años en el barrio y la experiencia ha sido increíble desde el primer día. El tipo de trabajo que desempeñamos favorece el contacto estrecho con las familias, niños y adolescentes, quienes nos confían aquello que les preocupa o genera problemas. Esta confianza y el contacto humano suponen una "inyección" de motivación que nos impulsa a buscar continuamente estrategias, herramientas, soluciones y formas de intervención eficaces y nos obligan a exprimir nuestra creatividad, teniendo siempre en cuenta que cada niño, cada familia y cada situación es diferente. Hemos recibido una estupenda acogida en Sanchinarro y nos sentimos parte del barrio. ¡Te diría que hasta el punto de que es difícil hablar de Sanchinarro sin pensar en BlaBla y viceversa!
Ya en 2021 se abrió el debate sobre la incidencia que estaban teniendo las medidas de contención Covid (confinamiento, distancia interpersonal, mascarillas) en el desarrollo del lenguaje de los más pequeños. En vuestro caso, ¿habéis notado un aumento de la demanda de vuestros servicios desde el comienzo de la pandemia? De ser así, ¿En qué edades se ha notado más?
Sí, hemos notado un aumento en la demanda de servicios, pero no podemos achacarlo exclusivamente al uso de mascarillas. El estilo de vida en el que los padres llegan tarde a casa, cansados y con pocas ganas de ponerse a resolver problemas familiares, no nos permitía, en muchos casos, ser conscientes de las dificultades de nuestros hijos. El confinamiento nos ha obligado a pasar mucho tiempo juntos y es ahí cuando hemos visto los desajustes. Pero no solo eso. Nos encontramos con papás y mamás que no saben jugar con sus hijos, que no saben cómo estimular su lenguaje o cómo establecer límites. Esta falta de experiencia es consecuencia del poco tiempo que hemos pasado con nuestros niños.
En cuanto a la segunda pregunta, te diría que no hay una edad concreta. El aumento de la demanda se ha producido en todas las edades. Lo único que cambia es el tipo de problemas.
¿Han aparecido patologías nuevas o que antes eran minoritarias entre vuestros alumnos? ¿Cuáles? ¿En qué rango de edades?
Más que nuevas patologías, diría que se han disparado todas las patologías. Quizás lo que más nos llama la atención en este momento sean las patologías relacionadas con los estados de ánimo en niños de primaria y los comportamientos obsesivos, relacionados fundamentalmente con el uso de pantallas. Nos encontramos con niños menores de cinco años completamente "enchufados" a ellas, con todos los problemas que esto conlleva: no desarrollan estrategias de socialización, no se exponen a situaciones prácticas de tolerancia a la frustración, buscan la inmediatez. Cuando el niño no es capaz de controlar la frustración o de poner a prueba, de forma natural, determinadas habilidades, siente angustia. Si esta situación se prolonga en el tiempo, surgirán sentimientos de indefensión, de tristeza, de rabia y, finalmente, estados depresivos o ansiosos. Pero no todo es achacable al niño: la situación de preocupación constante en la que viven mucha familias también se traslada a los más pequeños que la viven con gran inquietud.
Los efectos de la mascarilla en los menores, tanto a nivel físico como psicológico, es un tema que se encuentra en pleno proceso de estudio y del que ya empiezan a aflorar algunos resultados. ¿Es cierto, como apuntan algunos especialistas, que en menores de 0 a 3 años está significando un retraso importante en el desarrollo del habla?
Observamos claramente el efecto de la mascarilla, pero no tanto en la aparición del habla como en el desarrollo de la parte fonética, fonológica y articulatoria. Tengamos en cuenta que los niños adquieren el lenguaje a través de los canales visual y auditivo. Desde que nace, el niño focaliza su atención en la cara de papá y mamá y asocia los movimientos de sus bocas y lenguas (es decir, la pista visual) con los distintos sonidos. Con la mascarilla anulamos por completo la pista visual y exigimos al niño que adquiera el lenguaje a través de la discriminación puramente auditiva a una edad en la que las funciones implicadas todavía no están maduras. Es muy probable, por tanto, que aparezcan errores a la hora de pronunciar sonidos que son muy parecidos. Es ahí donde notamos más dificultades: en el retraso del desarrollo de las áreas fonéticas y fonológicas del lenguaje, más que en la aparición del mismo.
¿Qué más efectos en las habilidades del niño (socialización, interacción, miedos o fobias, desarrollo de la personalidad) habéis detectado?
Mi contestación anterior responde en parte a esta pregunta. El confinamiento ha disparado la interacción entre niños y adultos, pero no es una interacción natural porque el niño necesita relacionarse con otros niños. Si a esto le sumamos el uso abusivo de las pantallas, con el aislamiento que generan, y el aumento de los miedos ocasionado por la avalancha de noticias catastrofistas de los medios de comunicación, el resultado es que los niños más vulnerables -niños más retraídos o que necesitan más espacio para desfogarse, o que tienen un carácter más rígido- presentan desajustes en mayor o menor medida.
También tratáis en logopedia Bla Bla con chavales adolescentes, algunos de ellos próximos a la mayoría de edad. Según vuestra experiencia, ¿cómo les está afectando la permanente emergencia sanitaria de los últimos dos años? ¿Qué tipo de problemas psicológicos os habéis encontrado? ¿Cómo los tratáis?
Esta situación prolongada de emergencia sanitaria ha generado sensación de indefensión en muchos adolescentes. La prohibición es la única estrategia que se ha propuesto a los jóvenes, algo que no han podido encajar bien. Pero volvamos una vez más a las consecuencias del confinamiento y del uso abusivo de las pantallas y, en el caso de los adolescentes, de las redes sociales. Nuestros jóvenes viven una realidad paralela en la que se les dice cómo tienen que ser para ser exitosos, qué tipo de vida tienen que llevar y qué físico han de tener. Reciben continuamente información de adolescentes modélicos que viven una vida vibrante. Pero esa no es la vida real, y nuestros adolescentes no son conscientes de ello porque la pantalla genera mucho aislamiento. Los profesionales observamos un desajuste tremendo entre lo que demanda la sociedad y la percepción que los chavales tienen de sí mismos. Muchos adolescentes nos comentan el gran malestar emocional que sienten y que no consiguen calmar porque carecen de herramientas, con el agravante de que el estímulo que provoca ese malestar está presente en todo momento: la red siempre está ahí. Algunos nos cuentan que utilizan la autolesión como ansiolítico para calmar ese dolor emocional, porque el dolor físico y controlable es preferible.
Volviendo a la mascarilla, muchos expertos apuntan a que se están dando casos de problemas con la voz en adultos, pues al utilizar la mascarilla aumentamos inconscientemente el volumen al hablar y esto acaba pasando factura a las cuerdas vocales. ¿También tratáis estas afecciones en Bla Bla? ¿Tenéis algún caso? ¿Cómo se puede tratar desde casa para que no se convierta en un problema?
Es cierto. La mascarilla afecta a las cuerdas vocales, pero además de los problemas que señalas, hay que destacar también la adquisición de un mal patrón respiratorio: dejamos de respirar por la nariz para respirar por la boca. El aire entra a bocajarro en la boca –sin pasar por la nariz, donde se calienta–, lo que afecta a las cuerdas y puede ser causa de nódulos u otras lesiones. Los especialistas en patología bucal de BlaBla tratan de restaurar el patrón respiratorio nasal y utilizan estrategias para quitar presión a las cuerdas vocales, como puede ser el masaje o la impostación de la voz en zonas anteriores de la cavidad bucal. Y por supuesto modificar hábitos, como no hablar a gritos, hacerlo más despacio y, en general, mantener una buena higiene vocal, respiratoria y postural.
Y por último, como padres, ¿Qué podemos hacer para minimizar el impacto negativo de las mascarillas, sobre todo en los niños más pequeños?
Aunque obvia, la respuesta es utilizar la mascarilla el menor tiempo posible y quitárnosla en aquellos lugares en los que podamos. El niño tiene que relacionarse con otros niños e interactuar verbalmente con ellos, y ningún sitio mejor para favorecer el desarrollo del lenguaje que los parques y zonas al aire libre. Si no es posible quitarnos la mascarilla, podemos compensar la carencia del canal visual hablando más despacio y articulando mejor para que el niño discrimine todos los sonidos.
Destacaría asimismo la importancia de dedicar un ratito al día a la comunicación exclusiva con nuestros hijos. Esta costumbre nos permitirá además reforzar el vínculo comunicativo y alimentar las experiencias positivas, lo que también será de gran valor cuando nuestro niño entre en la complicada preadolescencia y dispongamos de un canal de comunicación fluido. Intentaremos focalizar la atención del niño poniéndonos frente a frente, sobre todo para que los pequeños que no tienen todavía un lenguaje expresivo maduro puedan servirse del canal auditivo y del visual.
Por último, en niños con un desarrollo esperado y sin alteraciones específicas, las situaciones de juego compartido, la lectura de cuentos y la comunicación basada en sus intereses es la mejor receta. /
Muy interesante.
ResponderEliminarGracias por compartir esta información que nos ayuda a aprender a lidiar con esta situación tan distópica que nos ha traído la pandemia.