Como ya informamos hace unos meses, Burrolandia sufrió el pasado mes de abril un incendio que asoló parte de sus estructuras, si bien afortunadamente no afectó a animales ni personas. Después de una campaña de reconstrucción en la que colaboraron desinteresadamente muchos amigos de la asociación, con no poco esfuerzo pudieron volver a abrir sus puertas al público luciendo una nueva imagen, sobre todo en la zona donde se levantaba el edificio principal, junto al parque infantil, consumido por las llamas y donde hoy se levanta un nuevo edificio.
Tras el incendio, el Ayuntamiento de Tres Cantos se interesó por el suceso y en una visita de su alcalde Jesús Moreno, junto al Concejal de Servicios Javier Juárez y la Concejal de Salud Pública Fátima Mera, se comprometió a colaborar en la reconstrucción de las instalaciones, afirmando que Burrolandia es "una entidad emblemática en Tres Cantos, que realiza un importante trabajo y cuenta con el apoyo de todos los vecinos".
En la visita el alcalde también prometió plantar árboles en la zona y realizar mejoras en los caminos de acceso, si bien a fecha de hoy esto último no se ha realizado y el tramo final de acceso a Burrolandia sigue siendo un camino estrecho y bacheado.
Los animales con los que grandes y pequeños pueden interactuar en Burrolandia son los mismos que antes del incendio, fundamentalmente burros y mulas, aunque también se pueden encontrar en el complejo caballos y ponis, cabras, ovejas, cerdos vietnamitas, gallinas, patos, pavos reales, tortugas, así como la cierva "Pipa", rescatada tras morir su madre en una cacería y la impresionante vaca africana Ankole Watusi, cuyo diámetro de cornamenta nada tiene que envidiar a los mejores astados de la dehesa salmantina.
Burrolandia es pues una estupenda opción de fin de semana en familia para esta primavera, no sólo como forma de sensibilización con el mundo rural sino como apoyo directo a la conservación de la especie.
En la actualidad el burro es una especie en serio peligro de extinción de la que apenas quedan 40 millones de ejemplares en todo el mundo. Se estima que existe una demanda anual (procedente en su mayoría de China) de 4 millones de pieles de burro para la elaboración de ejiao, una gelatina medicinal con supuestas propiedades anti envejecimiento. Esta demanda está provocando que en algunos países como México, Colombia, Tanzania o Egipto (donde estos animales son imprescindibles para muchas economías domésticas) la población de burros y asnos se haya reducido drásticamente merced a matanzas y cacerías ilegales.
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