martes, 15 de junio de 2021

Enésimo plan municipal contra la cotorra argentina tras un crecimiento del 665% de su población desde 2005

No está resultando sencillo acabar con una de las plagas más molestas y dañinas de la ciudad de Madrid, la provocada por la abultada población de cotorras argentinas y de Kramer presentes en casi todos los distritos de la ciudad y también en Las Tablas.

Según datos oficiales, Madrid es el territorio nacional donde se encuentra la mayor concentración de cotorras de toda España. El último censo elaborado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO) Birdlife en 2019 señala que hay aproximadamente 13.000 ejemplares, un 85% más de las que había en 2015 y un 665% más de las que se contabilizaban en 2005. La cotorra de Kramer, por su parte, alcanza en la actualidad los 770 ejemplares. 

En los últimos años se han sucedido diversos intentos desde las instituciones municipales para intentar poner coto a un problema que trae de cabeza a los vecinos (1.139 reclamaciones desde 2018, 491 quejas en 2020) y que no sólo se manifiesta como un problema acústico, sino que va mucho más allá: las cotorras son vectores transmisores de enfermedades y generan problemas para la biodiversidad. Además, sus nidos suponen un grave peligro para los ciudadanos en caso de desprendimiento, ya que algunas de las nidificaciones de la cotorra argentina llegan a alcanzar hasta los 200 kilos de peso. 

Planes y más planes

Ya en 2019 la concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Inés Sabanés, calificó la presencia de este animal en Madrid como la peor plaga invasora de la ciudad. Sin embargo, la única medida que se tomó desde el gobierno de Manuela Carmena para reducir su presencia en la ciudad fue incluir como propuesta de modificación de la Ordenanza de Protección del Medio Ambiente un epígrafe en el que se proponía la retirada de nidos de cotorra argentina, cotorra de Kramer u otras especies de aves declaradas como invasoras en aquellos casos en los que se presumieran peligrosos para la integridad de personas y/o bienes, una medida que tuvo nulos efectos en el control poblacional de estos animales.

En junio de 2020 el equipo de Gobierno municipal dirigido por Martínez Almeida daba luz verde a un plan de control de cotorras que pretendía reducir la población en libertad de estas dos especies exóticas invasoras hasta limitarla al 10 % de su censo actual. El proyecto se realizaría mediante un contrato de servicios de control y reducción de esta población con un gasto plurianual de 2,9 millones de euros, IVA incluido, para las anualidades de 2020 (382.000 euros), 2021 (1,5 millones de euros) y 2022 (un millón de euros). El plazo de ejecución se estimaba de 23 meses, iniciando su aplicación en octubre de 2020, y el servicio a prestar por la empresa adjudicataria se basaría en la ejecución de labores de captura de ejemplares adultos mediante diferentes métodos de trampeo y la esterilización y control de sus puestas, así como al apeo de los nidos vaciados y su retirada al vertedero.


A comienzos del pasado mes de mayo, casi un año después de aquel anuncio, desde el consistorio se anunciaba que las empresas adjudicatarias del servicio, Matinsa y Dypsa, comenzarían a revisar los nidos de estas especies para inventariar su censo y el número de ejemplares, una labor que se prolongará durante tres meses.

En una segunda fase, que se desarrollará de manera solapada con la anterior, se llevará a cabo la esterilización de los huevos para su inviabilidad y la colocación de los mismos de nuevo en su lugar para evitar nuevas puestas. Esta intervención se ejecutará hasta el mes de agosto, coincidiendo con el ciclo de puesta y nacimiento de las aves. 

Las empresas procederán en paralelo desde el inicio del contrato a la reducción de la población actual mediante la captura de ejemplares con jaulas-trampa y redes. Todos los métodos empleados respetarán la normativa de bienestar animal. 

Al tratarse de una especie exótica invasora (EEI), tal y como se cataloga en la Ley 42/2007 sobre Patrimonio Natural y Biodiversidad y el Real Decreto 630/2013 por el que se regula el catálogo español de EEI, los ejemplares capturados no pueden ser reintroducidos al medio natural, por tanto, se procederá a practicar su sacrificio (eutanasia según los términos utilizados por fuentes municipales), actuación que realizará un veterinario de forma rápida, indolora, empleando métodos que garanticen el mínimo sufrimiento y de manera individual. 

El apeo de los nidos se realizará durante toda la vigencia del contrato retirando solo aquellos que supongan un riesgo para el ciudadano o para la estructura que lo soporta. La eliminación de nidos vacíos se llevará a cabo en el segundo año hasta la finalización del contrato. 

Las Tablas no se libra

Aunque no es ni de lejos la zona de Madrid donde estas aves tienen más presencia, en los últimos años su población ha venido creciendo en el barrio de forma constante sin que desde las administraciones se pusiera freno a su proliferación. El anterior equipo de gobierno mantuvo una política laxa y a veces contradictoria respecto al control poblacional de estas aves, promoviendo actuaciones que se han demostrado desacertadas como la retirada sistemática de nidos que provocaba una expansión mayor del territorio afectado.


En Las Tablas las mayores comunidades de cotorras argentinas se podían encontrar hasta hace poco anidando tanto en el recinto exterior de la sede de Laboratorios Abbott junto a la vía de servicio de la autovía A-1 como en las zonas verdes del Colegio Sant George International y la Parroquia de San Pedro Mártir Dominicos, en Sanchinarro. Ambos emplazamientos son de los únicos existentes en la zona que poseen árboles con estructura de ramas similares al cedro o abeto, las favoritas de estas aves para construir sus nidos, que en algunos casos llegan a pesar hasta 200 kilogramos.

Otro punto próximo con un problema acuciante de plaga de cotorras es el barrio de Virgen del Cortijo, donde estas aves han colonizado algunos enormes ejemplares de abeto y cedro existentes en áreas urbanas y ubican sus nidos entre sus ramas, con el problema añadido de que estos árboles ya se encuentran muy debilitados tras la pasada tormenta Filomena de principios de año.

Las cotorras argentinas y Kramer se han ido convirtiendo a lo largo de los últimos 30 años en un problema para la conservación de la biodiversidad en los parques y zonas verdes de Madrid y en un agente de riesgo para la población por la peligrosidad de caída de sus nidos comunales y de las ramas de los árboles que los albergan, así como una fuente constante de quejas de los vecinos que sufren las molestias ocasionadas por su comportamiento gregario. /
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