jueves, 21 de enero de 2016

"Tirando a dar", nueva sección mensual de análisis y opinión. Este mes, analizamos el sistema de "Letra de Corte" en los procesos de admisión de nuevos alumnos en colegios públicos y concertados

LA LETRA DE CORTE, UN SORTEO INJUSTO
19/01/2016
Por LivinLasTablas

Se acaba de abrir el plazo para presentación de solicitudes de admisión de nuevos alumnos en colegios públicos y concertados de Las Tablas y muchos padres no saben la que se les viene encima. El número de plazas ofertadas sigue siendo, un año más, inferior a la demanda prevista y muchos niños se quedarán fuera del colegio elegido por sus padres.

Exceptuando a los alumnos solicitantes que ya tengan hermanos en el Centro Escolar (que entrarán sin mayores problemas) y algunos casos excepcionales a los que se otorga una puntuación adicional, lo normal es que la mayoría de los demandantes de plaza obtengan la misma puntuación, por lo que les tocará desempatar mediante un sorteo ante el correspondiente Consejo Escolar que hace las veces de notario. En ese sorteo se aplicará el sistema de Letra de Corte.

¿Que qué es eso de la Letra de Corte? Bueno, no es un sistema difícil de explicar: se extraen dos letras del "bombo" (por ejemplo, GA) y son admitidos los niños cuyo primer apellido coincida o venga a continuación de esas letras hasta completar el cupo de plazas ofertadas. Para este ejemplo irían entrando sucesivamente GARCÍA, GÓMEZ, HERNANDO, JIMÉNEZ, LÓPEZ... y así hasta el final. Con el resultado del ejemplo, un niño con el apellido FERNÁNDEZ lo tendría francamente difícil.

Siendo aleatorio parece razonable, ¿verdad? Pues va a ser que no. Si en algún momento participas de un sorteo por el sistema de Letra de Corte probablemente estarás siendo objeto sin saberlo de una estafa estadística.

Si sale cara gano yo, si sale cruz pierdes tú

En Estadística este tipo de metodología de sorteo se denomina “NO EQUIPROBABLE”, es decir, los candidatos que participan en el sorteo, según el primer apellido que tengan, no disponen de las mismas probabilidades de resultar admitidos.

Pongamos un ejemplo extremo: imaginemos que se oferta sólo 1 plaza de escolarización y pugnan 2 niños por ella. Uno se apellida RODRÍGUEZ y el otro SÁNCHEZ. Así que toca sortear la plaza.

Si realizamos el sorteo por el sistema de Letra de Corte al niño con apellido "Rodríguez" le sirve cualquier letra que salga del bombo para ser seleccionado (menos la "S"), mientras que "Sánchez" sólo entraría si saliera la "S". Es decir, sobre las 27 letras del abecedario, uno de los alumnos dispone de 26 de 27 probabilidades de resultar elegido mientras que el otro tan sólo dispone de 1 de 27.

Un poco injusto, ¿no?

Alguien podrá decir que en los sorteos para la admisión de alumnos en colegios de Las Tablas no se extrae sólo una letra sino dos, y que eso minimiza la desigualdad. Desgraciadamente no es así, para lo único que sirve la extracción de 2 letras es para que no haya solicitantes que tengan CERO posibilidades de ser elegidos, como ocurriría en el ejemplo propuesto si los apellidos de los niños fueran RODRÍGUEZ y RUBIO.


Pues bien, por increíble que parezca, este es el sistema que se utiliza en los colegios públicos y concertados de Madrid (y, por supuesto, en Las Tablas) para seleccionar a los niños admitidos cuando se producen empates en el resto de baremos de puntuación. Se lleva utilizando desde que el barrio es barrio y hasta ahora nadie ha abierto la boca para quejarse.  


Para terminar de rematar esta injusticia, los resultados obtenidos mediante este sorteo, que se realiza en la primera fase del proceso ordinario de admisión, continúan penalizando a los alumnos damnificados durante el resto del proceso, pues se arrastran para los siguientes desempates en las listas del Servicio de Ayuda a la Escolarización (SAE) correspondiente.

¿Qué es esto entonces, una conspiración para excluir a tus hijos del colegio que has elegido y que en su lugar entren otros? No, no es eso. Es más bien Kafka disfrazado de madroño.

A priori casi ningún demandante de plaza escolar sabe que el sorteo por Letra de Corte es objetivamente injusto y el que lo sabe no conoce si su apellido será de los más beneficiados o de los que apenas tendrán posibilidades. Así que a nadie le interesa o le merece la pena cambiar el sistema, que sabe Dios a qué lumbrera se le habrá ocurrido. Muchos, porque no lo saben. Otros, por ese sentimiento tan arraigado en algunos de que si es injusto pero me puede beneficiar, bienvenido sea.

¿A quién beneficia, entonces?

Depende, y eso es lo gracioso. En el caso concreto de los procesos de admisión de alumnos en colegios de Las Tablas sólo se puede saber cuando se dispone ya de la lista de alumnos que entrarán en el sorteo, con sus correspondientes apellidos, y eso sólo lo sabes cuando se publican las listas de "admitidos provisionales", es decir, cuando el sorteo ya se ha realizado y sólo cabe reclamar al maestro armero.

Sirva como ejemplo que en una clase de un colegio público de Las Tablas el pasado año 2015 hubo apellidos que tenían un 88,89% de posibilidades de ser admitidos y otros, en cambio, sólo un 55,56%. Lo curioso es que la práctica totalidad de los padres desconocían esta circunstancia y pensaban que iban en igualdad de oportunidades con el resto. Y así, sinceramente, no se puede ir a un sorteo, y menos cuando te juegas la educación de tus hijos y la conciliación laboral de tu familia.

Siendo escrupulosos cabría incluso impugnar ante el organismo correspondiente los resultados de un sorteo de plazas escolares basado en el sistema de la "Letra de Corte". Se trata de una metodología de desempate que vulnera el principio de igualdad recogido en el artículo 14 de la Constitución Española y en su desarrollo legislativo, así como el artículo 28 apartado 1º de la Convención de Derechos del Niño suscrita por España en 1990 y jurídicamente vinculante, que hace referencia explícita al Derecho a la Igualdad de Oportunidades del Menor en su Escolarización Pública, resultando especialmente grave al afectar al Derecho a la Educación de la Infancia, discriminando al Menor por algo tan aleatorio como el apellido que tenga.

Pero vamos, eso es si te pones tiquismiquis y tienes tiempo y ganas. Lo normal es que te calles y esperes a ver si a tus hijos les dan plaza en otro centro.

¿Y nadie va a hacer nada por cambiar esto?

Pues algunos lo han hecho e incluso hay jurisprudencia positiva, como puede verse en este enlace al Informe al Parlamento del Defensor del Pueblo Andaluz del año 2003.

Lo exasperante de este caso es la sencillez con que se podría solucionar el despropósito (ojo, el de la igualdad de oportunidades en el sorteo, el de la escasez de plazas escolares en Las Tablas es otro problema y parece ya algo irresoluble y endémico): para que el sorteo de desempate fuera ajustado a Derecho, realmente equiprobable y todos los solicitantes tuvieran las mismas probabilidades de resultar admitidos bastaría con asignar un número distinto a cada uno de ellos y realizar extracciones al azar de los mismos hasta completar el número de plazas ofertadas.

El problema es que cuando vamos al proceso (no el de Kafka, el de la Comunidad de Madrid) de escolarización de alumnos, o no sabemos nada de esto o no queremos saberlo o no tenemos tiempo de saberlo. Luego, cuando nuestros hijos pasan a la ominosa lista de espera (gracias, no lo olvidemos, a la Letra de Corte), nos encontramos con que en el mejor de los casos nos aguardan varios meses de ansiedad, inquietud e impotencia hasta que ese opaco organismo que nadie sabe cómo funciona y sospechoso de discrecionalidad  llamado SAE nos otorga una plaza donde Dios les da a entender, y cuando lo hacen les estamos incluso agradecidos.


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