Ristretto con Garganta Profunda

LA COLUMNA DE ALICIA
Alicia G.

Lo voy a hacer más a menudo, esto de salir a desayunar fuera. Inciso en el teletrabajo a las diez de la mañana y por un puñado de euros tercer ristretto, pastas de mantequilla y, con suerte, conversación cotilleable en la mesa de al lado. Las que no tenemos mucha vida recurrimos a llenarla con las vidas de los demás, aunque sean una mierda.

El otro día estuvo interesante el breakfast en mi cafetería de referencia. Se sentó en la mesa de enfrente uno de esos periodistas cuya cara te suena pero no sabrías identificar su nombre ni bajo tortura, un tipo con la vida en cuatro quintos y con ese estilo impostado que exige que mientras los demás llevamos nuestra bandeja del mostrador a la mesa, a él se la traigan. Poco después entró Garganta Profunda, le saludó por su nombre y me iluminó la memoria. Mis orejas se pusieron en modo wifi.

Hubiera preferido una reunión en la sombra de Mercedes Milá con Miguel Bosé, o de Lola Flores con Carlos Solchaga, pero una bocas de una multinacional de postín cascando confidencias a un clásico del periodismo tampoco está nada mal. No me enteré de mucho, junto a nosotros unos informáticos se atiborraban a napolitanas de crema y no paraban de cotorrear a voz en grito, pero mi cerebro clarividente pudo aislar los vocablos suficientes para que una búsqueda superficial allí mismo con el móvil, entre traguito y traguito de ristretto y la mirada baja, me permitiera atar cabos. Es lo que te da años leyendo el Diez Minutos y viendo episodios de Angela Lansbury, que es como haber cursado tres o cuatro cursos de Ciencias de la Información. O más.

He disfrutado mucho y las pastas de mantequilla me han sentado super bien. Garganta Profunda, como en las películas clásica de espías, habla cuando hay que hablar, escucha cuando hay que escuchar, no se pide nada, tira de botox sin pasarse y enseña la parte que todas sabemos hacen mella en el raciocinio de los hombres, la pierna entre medio muslo y rodilla, por encima de unas botas altas negras de cuero como las que venden en los sex-shop. El periodista cuatro quintos pasa ampliamente de la faceta sexual de su contertulia y toma notas manuscritas en una libretilla infantil, a la vieja usanza, consciente de los riesgos de delegar confidencias a los móviles pero un poco lego en lo de que no te cotilleen desde la mesa de al lado. Y mira que algunos influencers les tienen avisados. En fin, todo muy John Le Carré, todo muy elegante, todo muy sórdido.

Mañana vuelvo a por otro ristretto a ver si hay suerte. La verdad es que últimamente me aburro mucho.

©AliciaG

EL TIEMPO EN LAS TABLAS

El tiempo - Tutiempo.net

EL AIRE DE MADRID

NIVEL DE LOS EMBALSES

FORMULARIO DE CONTACTO

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

CARTELERA DE CINE

TRÁFICO EN LAS TABLAS

CALIDAD DEL AIRE EN EL BARRIO